No creo haberme interesado en Mesoamérica sólo una vez; creo que fue en múltiples ocasiones. Si tuviera que mencionar a alguien que a mi llegada a México por primera vez me abrió su casa y su corazón, sin duda diría Doris Heyden. Me quedé con Doris parte de ese verano y el resto del tiempo recorrí México por autobús. Esa primera época en México estuvo plena de experiencias graciosas y gloriosas que tienen que ver en parte en las ruinas, pero también con el grupo de gente generosa y amable con los fuereños. Pasaron cosas maravillosas, como el pasar una noche en Veracruz, un día que hacía demasiado calor como para dormir, en un hotel muy viejo, una verdadera pocilga, y estar sentada afuera jugando póker con las esposas de los trabajadores petroleros. Es la única ocasión en que he visto mujeres sentadas afuera en su ropa interior. Era un grupo de gente tosca pero muy amable. O simplemente la emoción de concocer a una pareja de maestras que habían venido a Veracruz por el día de San Juan. Estas dos encantadoras damas y yo nos sentamos juntas en una colina con una gran cantidad de cerveza a esperar a los voladores, comiendo comida del lugar y platicando, y al día siguiente tomamos el camión hasta la siguiente parada. Fueron cosas maravillosas que simplemente te llenan el alma.
Metodología
Sin ver las normas que hay en la literatura etnográfica, no puedo imaginar como poder avanzar en el análisis de las figuras o las deidades o las ceremonias en el México antiguo. He estado estudiando el viaje de los muertos en el más allá. En muchas comunidades la Iglesia interviene y se hace cargo de las costumbres del entierro y así no se tiene el espectro entero de actitudes ni prácticas precolombinas en cuanto al proceso del entierro de esta manera. Lo que pasa en la Iglesia parece bastante cristiano. Pero lo que pasa afuera de la Iglesia y las creencias sobre la muerte y los entierros continuaban siendo muy precolombinas. Por ejemplo, la mayoría de la gente creía que un perro les guiaría en el más alla y les ayudaría a cruzar un río. Creían que después de la muerte el alma hacía un viaje. Esas cosas me parecen muy precolombinas y siguen intactas. Si uno considera la etnografía moderna, muchas veces se puede entender algunas relaciones entre las creencias precolombinas. Una vez que se hace esto, realmente se crea una imagen de lo que supongo pasaba en el mundo antiguo, particularmente si se usa esto en conjunto con la información contenida en los códices.
La historia natural
La mayoría de la gente se cría en un ambiente específico, tienen que vivir, tienen que comer, tienen que ganarse la vida en un sitio en particular. Entonces, cuando hablan de asuntos que a nosotros nos parecen religiosos, las metáforas y las ideas que utilizan se basan en la historia natural del ambiente y de los animales, las plantas, y los pájaros que los rodean. Porque si uno va a hablar de las fuerzas animadoras entonces uno habla de lo que mantiene vivo el cuerpo. Y así inmediatamente uno está hablando de las almas. Creo que esta discusión de las almas sirve de subtexto para todo lo que analizamos simbólicamente. Si examino el grupo Borgia, por ejemplo, ahora empiezo a ver las descripciones de las deidades antiguas de Mesoamérica como discusiones sobre la historia natural del cuerpo. Por ejemplo, la gran diosa Tlazolteotl, quien está descrita por Sahagún y los otros historiadores como comedora de suciedades--una designación rara para una diosa, y lo que realmente significa, creo yo, es que ella consume una de las fuerzas animadas que se sueltan al momento de morir y que está compuesta de los malos pensamientos, la ira y los sentimientos y acciones antisociales de la gente. Sin mirar a las almas, sin considerar la creencia de la gente sobre el alma y lo que la compone, esta diosa es poco inteligible. Ella se vuelve una rareza. Pero, cuando uno comprende el vocabulario, tiene muchísimo sentido.
Los espa├▒oles
Los españoles siempre presentan un problema. Siempre nos convencemos de que entendemos lo que decían. Pero lo que pasó al comienzo del siglo XVI es que Europa pasaba por un cambio masivo en cuanto al simbolismo, el vocabulario simbólico y la creencia en las definiciones teológicas. Si queremos comprender el vocabulario español y la manera en que hablan de los indígenas, casi tenemos que volver a leer sobre los concilios de la Iglesia. Por ejemplo, cuando ellos hablan de las almas, nos hace pensar en una entidad que parece ser de gas como el radón y carece de propiedades verdaderas, no huele, no brilla, no hace nada, simplemente existe por allí pero tiene efectos muy poderosos. Pero cuando los españoles hablaban de las almas, a veces hablaban teológicamente, es decir una definición cristiana de almas que se promulga en los conclilios de la Iglesia. Otras veces se referían al concepto médico del alma que viene directamente de la antigua idea griega de la medicina de los humores. Y en ocasiones hablaban de un alma compartida entre animales y plantas y era una geografía completamente distinta. Una vez que entiende uno algunas de las cosas que decían, tiene mucho más sentido. Pienso que algien debe escribir un libro titulado "Lo que cada español sabía." Simplemente se trataría de lo que era el bagaje intelectual de la gente en la época de la Conquista porque tiene una influencia tremenda en la literatura que usamos para interpretar la cultura precolombina. Esta no tiene lógica sin que veamos todo esto.
Los uto-aztecas
La tercera cosa que me preocupa mucho es la relación de los mexicanos del centro a los otros miembros de la familia lingüística a la cual pertenecen, los pueblos llamados uto-azteca o uto-náhua. Tienen una distribución extensa desde California hasta del sur-oeste al oeste y centro de México y hasta Centroamérica. Es una familia lingüística enorme con muchísimos hablantes. Y no tengo idea de lo que significa uto-azteca. No sé si era una parte significativa de la ideología azteca o si simplemente es una variación de otras creencias más comunes de Norte América. Es claro que en algunos casos hay cosas procedentes de Mesoamérica. Por ejemplo, las cosas relacionadas con la tecnología del maíz. Los iroquois siempre han parecido los mesoamericanos del norte. Pero en el sur-oeste hay un pueblo agrícola muy sofisticado, los hopi, quienes comparten muchas ideas con los del centro de México. Pero por supuesto, los hopi también recibieron a los tlaxcaltecas. Los españoles llevaron a los tlaxcaltecas a esta región, el sur-oeste y entonces, ¿cuánto es hopi y cuánto es mesoamericano? Este es un problema interesante.